Las estadísticas de seguridad vial, sobre el uso de la bicicleta, nos muestran que el uso de ésta está al mismo nivel de peligrosidad que cuando se es peatón. Entonces, ¿por qué utilizar casco, chaleco reflectante, etc.? A los peatones no se les exigen. ¿Es, entonces, realmente necesario?
Pues depende, ya que entramos en el campo de la denominada Seguridad Subjetiva.
La Seguridad Subjetiva se puede definir como aquella que cada individuo siente ante cualquier situación o actividad. Por ejemplo: hay personas que se sienten seguras asomadas a una terraza de un octavo piso, mientras que otras no pueden ni alejarse de la pared, lejos del vacío. La Seguridad Estadística u Objetiva es la misma para ambos; la Seguridad Subjetiva, evidentemente, no.
Del mismo modo hay personas que se sienten más seguras cuando pedalean llevando casco y hay otras que no. Objetivamente, el casco puede salvarnos de un golpe pequeño/mediano en la cabeza, pero no tiene utilidad en el caso de ser envestidos por un vehículo a motor, pero la Seguridad Subjetiva sigue animando a mucha gente a llevarlo. En los países donde utilizar la bicicleta en desplazamientos urbanos es lo normal, el casco no es obligatorio ya que, esta Seguridad Subjetiva, según estudios, se puede volver contra el propio individuo:
Por un lado, al sentirse más seguro llevando casco, puede tener un exceso de confianza en su propia medida de seguridad. Por otro lado, puede dar una imagen de protección engañosa para el resto de usuarios de la vía, haciendo que estos bajen la guardia.
Pero no sólo se trata de las medidas de protección individuales. Una parte muy importante de la Seguridad Subjetiva en los desplazamientos en bicicleta la ocupan las infraestructuras. Todos conocemos a alguna persona que no utiliza la bici para desplazarse porque "le dan miedo los coches". Es algo lógico e innato ya que, todo lo que se aprende de Seguridad Vial, es el miedo al coche. Si existe una red de infraestructuras ciclables, segregadas del tráfico a motor, la Seguridad Subjetiva crece de forma exponencial y, por lo tanto, anima a muchas más personas a utilizar la bicicleta en su quehacer cotidiano. Ésto es lo que las autoridades deberían tener muy en cuenta. Voy a poner los ejemplos de dos países bike friendly: Holanda y Dinamarca.
En el primero de ellos, los estándares de infraestructuras ciclistas fijan la anchura de los carriles de única dirección en 2 m. y una separación entre éstos y el tráfico motorizado de 1,5 m. Aquí, la Seguridad Objetiva, puede decirnos que en caso de accidente de un vehículo a motor, éste tiene posibilidades de acabar invadiendo el carril bici. Pero la Seguridad Subjetiva es muy alta. No es lo mismo pedalear pegado a los coches y tragando humo que a dos metros de éstos y con una pequeña zona verde en medio.
En Dinamarca, y más concretamente en Copenhague, los carriles bici discurren junto al tráfico motorizado, con una elevación de 10 cm. sobre éste y pintados de color azul para aumentas su visibilidad. La Seguridad Objetiva puede ser la misma que en Holanda, pero la subjetiva es algo menor, lo que ha propiciado un mayor uso del casco y un temor mayor a que los niños pedaleen solos. Quizá no es real, pero las sensaciones individuales no se pueden legislar ni controlar. Con todo y con eso, la Seguridad Subjetiva en Copenhague es infinitamente superior que, por ejemplo, en Madrid, por razones obvias.
En resumen, la Seguridad Subjetiva es tan real o más para el individuo como lo puede ser la objetiva, pero ésta última jamás podrá convencer a una persona hasta que ella, por sí misma, pierda el miedo. Si creamos las infraestructuras viarias necesarias para que esto ocurra, todo accesorio de seguridad pasará a un segundo plano y será innecesario. Mientras tanto, cualquier complemento, más o menos inútil, que aumente la Seguridad Subjetiva de la persona que sea bienvenido, pero nunca obligatorio, ya que perdería su propia función y serviría de elemento disuasorio. Todo esto para conseguir un objetivo final: ciudades hechas para las personas y no para las máquinas.
Pues depende, ya que entramos en el campo de la denominada Seguridad Subjetiva.
La Seguridad Subjetiva se puede definir como aquella que cada individuo siente ante cualquier situación o actividad. Por ejemplo: hay personas que se sienten seguras asomadas a una terraza de un octavo piso, mientras que otras no pueden ni alejarse de la pared, lejos del vacío. La Seguridad Estadística u Objetiva es la misma para ambos; la Seguridad Subjetiva, evidentemente, no.
Del mismo modo hay personas que se sienten más seguras cuando pedalean llevando casco y hay otras que no. Objetivamente, el casco puede salvarnos de un golpe pequeño/mediano en la cabeza, pero no tiene utilidad en el caso de ser envestidos por un vehículo a motor, pero la Seguridad Subjetiva sigue animando a mucha gente a llevarlo. En los países donde utilizar la bicicleta en desplazamientos urbanos es lo normal, el casco no es obligatorio ya que, esta Seguridad Subjetiva, según estudios, se puede volver contra el propio individuo:
Por un lado, al sentirse más seguro llevando casco, puede tener un exceso de confianza en su propia medida de seguridad. Por otro lado, puede dar una imagen de protección engañosa para el resto de usuarios de la vía, haciendo que estos bajen la guardia.
Pero no sólo se trata de las medidas de protección individuales. Una parte muy importante de la Seguridad Subjetiva en los desplazamientos en bicicleta la ocupan las infraestructuras. Todos conocemos a alguna persona que no utiliza la bici para desplazarse porque "le dan miedo los coches". Es algo lógico e innato ya que, todo lo que se aprende de Seguridad Vial, es el miedo al coche. Si existe una red de infraestructuras ciclables, segregadas del tráfico a motor, la Seguridad Subjetiva crece de forma exponencial y, por lo tanto, anima a muchas más personas a utilizar la bicicleta en su quehacer cotidiano. Ésto es lo que las autoridades deberían tener muy en cuenta. Voy a poner los ejemplos de dos países bike friendly: Holanda y Dinamarca.
En el primero de ellos, los estándares de infraestructuras ciclistas fijan la anchura de los carriles de única dirección en 2 m. y una separación entre éstos y el tráfico motorizado de 1,5 m. Aquí, la Seguridad Objetiva, puede decirnos que en caso de accidente de un vehículo a motor, éste tiene posibilidades de acabar invadiendo el carril bici. Pero la Seguridad Subjetiva es muy alta. No es lo mismo pedalear pegado a los coches y tragando humo que a dos metros de éstos y con una pequeña zona verde en medio.
En Dinamarca, y más concretamente en Copenhague, los carriles bici discurren junto al tráfico motorizado, con una elevación de 10 cm. sobre éste y pintados de color azul para aumentas su visibilidad. La Seguridad Objetiva puede ser la misma que en Holanda, pero la subjetiva es algo menor, lo que ha propiciado un mayor uso del casco y un temor mayor a que los niños pedaleen solos. Quizá no es real, pero las sensaciones individuales no se pueden legislar ni controlar. Con todo y con eso, la Seguridad Subjetiva en Copenhague es infinitamente superior que, por ejemplo, en Madrid, por razones obvias.
En resumen, la Seguridad Subjetiva es tan real o más para el individuo como lo puede ser la objetiva, pero ésta última jamás podrá convencer a una persona hasta que ella, por sí misma, pierda el miedo. Si creamos las infraestructuras viarias necesarias para que esto ocurra, todo accesorio de seguridad pasará a un segundo plano y será innecesario. Mientras tanto, cualquier complemento, más o menos inútil, que aumente la Seguridad Subjetiva de la persona que sea bienvenido, pero nunca obligatorio, ya que perdería su propia función y serviría de elemento disuasorio. Todo esto para conseguir un objetivo final: ciudades hechas para las personas y no para las máquinas.
1 comentario:
No es la primera vez que leo lo de que los conductores se "relajan" si el ciclista que ven lleva casco. Lo había leído en las guías gratuitas que el ayuntamiento de londres tiene para los ciclistas urbanos: consejos de seguridad (eran de la opnión de no-casco) y callejeros por zonas con rutas bike friendly.
Juan, Avilés (ciudad bike unfriendly)
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