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sábado, 19 de marzo de 2011

Ruta semiurbana entre Miguelturra y Ciudad Real.

Ayer viernes, en nuestro paseo, probamos algo distinto, yendo un poco a la aventura y explorando por zonas urbanas de poco tránsito, carriles bici y parques ciclables.
Comenzamos en nuestro punto de salida habitual, continuamos por el polígono industrial de La Estrella y luego por la carretera hasta la calle Alemania, ya en Ciudad Real. Exploramos la zona paralela a la autovía y, recorriendo la calle Finlandia y atravesando el pequeño parque de su parte trasera, llegamos hasta la estación del AVE. Desde aquí, hasta el único carril bici urbano que posée la capital, el del Campus Universitario.


Principo y final de carril bici de la Universidad.

El carril, o acera bici, en sí, está bastante bien, separado del tráfico a motor por una zona verde, con cruces de calzadas señalizados y una anchura suficiente, pero tiene dos problemas principales: no sirve para llegar a ningún sitio (es sólo de ocio) y no existe separación con los peatones. Es más un tramo de vía verde que un carril bici urbano en sí, pero transcurre dentro de casco urbano.
Lo que sí me gustó y, la verdad, me sorprendió un poco es que los peatones que nos cruzamos no transitasen en ningún momento por el carril bici y que los coches nos respetasen siempre en los cruces con las calzadas. Esto viene a demostrar lo que constato día a día cuando voy al trabajo: en Ciudad Real se respeta más a los ciclistas de lo que en principio podría parecer. Y lo tengo que decir para aquellos que todavía son reticentes a coger la bici por miedo al tráfico, sólo hay que evitar determinadas zonas, como la Ronda, y tener un poco de sentido común. Los descerebrados a motor existen, pero lo son igualmente con el resto de coches y con los peatones y son una minoría.
Siguiendo con el recorrido, desde aquí nos desplazamos a la vía verde de la Vereda de Moledores, que termina en el carreterín de la Atalaya.


Principio y fin de la vía.

He fotografíado ambos extremos porque resulta muy curioso el cartel señalizador. Se supone que la vía ciclista es aquella que está cubierta con gravilla y que transcurre pegada a la carretera. Es lo más normal. Pero si miramos el cartel del comienzo de ésta, la bicicleta del mismo parece señalar el camino de tierra y el peatón el de gravilla. Al regreso, el cartel las señala al revés, en la forma que sería correcta. ¿Para qué hacer dos carteles distintos, si ya se tiene el molde, aunque resulten confusos? ¡Qué no está la cosa para derrochar!
Volviendo a la vía en sí, está bastante mal pavimentada y, sobre todo, discontinuada en su inicio por incorporaciones asfaltadas a los edificios de la Universidad que, alzándose sobre ésta y llenos de grava, hacen que te puedas dejar la rueda delantera en un descuido. Además, es estrecha y sus márgenes irregulares.
Después de volver por donde habíamos venido, regresamos por el carril bici hasta su inicio y, como termina en una acera sin salida, nos bajamos de las bicis y cruzamos la carretera por el paso de peatones, continuamos por detrás de la gasolinera del Eroski y volvemos sobre nuestros pasos hasta la calle Alemania.
Volvemos a tomar la carretera hasta Miguelturra y un coche nos pita desde el carril contrario. Miramos y nos encontramos al conductor con el pulgar en alto. ¡Alguien que se alegraba de ver gente moviéndose en bici! Nos desviamos hacia el Estadio Municipal, continuamos por el polígono del Cristo y camino del Pardillo hasta el puente de la autovía del IV Centenario. Continuamos paralelos a la autovía por el camino de servicio y llegamos a la rotonda de la antigua carretera de Almagro. Desde aquí, saltando las vallas con la bici, accedemos al tramo, todavía cerrado, de la carretera que unirá las dos autovías: IV Centenario y A43. Es una gozada tener una carretera de 2 carriles para ti solo, me recuerda a las autopistas bici de los Países Bajos...



Seguimos hasta San Isidro y nos encontramos con un parapente a motor a punto de despegar.


Es curioso verlo, pero el tufo a combustible quemado echa para atrás.
Desde aquí ya sólo queda subir el puente y volver al punto de partida. Hemos circunvalado Miguelturra.
Como veis, ha habido de todo: bastante ciudad y otro tanto de campo. Una ruta muy entretenida.
(Esta vez no voy a poner mapa detallado porque hay muchas zonas que son difíciles de dibujar sobre él. ¡Echadle imaginación!).

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