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martes, 12 de junio de 2012

Negar las evidencias de otros países. ¿Miedo al coche?

Negar el uso de las bicicletas homologadas en otros países y sus accesorios parece un deporte nacional. Cuando se llevan décadas utilizando carros de arrastre para albergar a dos niños en su interior, con sus asientos, sus cinturones de seguridad y todas las medidas que el mundo civilizado cree oportunas, en España se niega su uso. Cuando existen modelos de bicicletas y sillas que permiten transportar a dos niños en el mismo vehículo, España lo prohíbe por inseguro.
Pero no todo lo excluido son artículos para el transporte de otras personas. Tampoco se pueden arrastrar elementos relacionados con el transporte de mercancías. Otra vez, se consideran peligrosos.
En España, como norma general aunque algunos ayuntamientos ya se hayan dado cuenta, se obliga a los ciclistas urbanos a circular lo más pegados a la derecha del carril, lo que provoca que se realicen adelantamientos sin respetar la distancia de seguridad de 1,5 m. que dicta la ley, que sea probable que choques contra la puerta de un vehículo que se abra en ese momento o que acabes encajonado contra un bordillo o una valla. En muchos otros países el centro de la vía es tu sitio y la bici, prioritaria.
En España no se ha entendido lo que es una vía ciclista, y se aprovechan carriles bus, aceras y cualquier recoveco para quitar a la bici de en medio, en lugar de construir calles y zonas exclusivas que agilicen su uso. Incluso somos tan, tan, different que muchos niegan la utilidad de sobra demostrada de estas vías.
¿Y por qué ocurre esto en España? Deduzco que por miedo al coche. Sí, un miedo al coche del que no escapan los propios legisladores. La norma es tan restrictiva porque no se fían del comportamiento de nuestros conductores. Un miedo que sólo es comparable al de países que viven con miedo a todo, como EE.UU.
No se permite arrastrar nada con la bici, porque un coche se lo puede tragar. No se puede circular por el centro del carril para no molestar a los coches. No se pueden construir buenas y estudiadas vías ciclistas o hacer zonas exclusivas porque eso es robar espacio al vehículo a motor...
Se hizo una propuesta de ley para cambiar el Reglamento General de Circulación y se contemplaron estos aspectos para modificarlos y dejar de hacer tanto el ridículo frente a nuestros vecinos. Todo quedó en agua de borrajas y ahora se intenta reflotar, pero, incluyendo modificaciones tales como el uso obligatorio del casco en las ciudades. Un revulsivo más que ha demostrado su ineficacia, su falsa sensación de seguridad ante ciclistas y conductores, su capacidad de evitar nuevos adeptos urbanos y lo irrisorio que resulta su uso en los países con Cultura de la Bicicleta consolidada. Si, según las estadísticas, existe la misma probabilidad de ser atropellado por un coche como peatón que sufrir un accidente en la bicicleta, ¿por qué no se exige también su uso a los peatones? Sería ridículo, ¿no?
En definitiva, esta nueva medida también obedece a la razón expuesta anteriormente, el miedo (institucional) al coche. Porque la bici, en la ciudad, por sí misma, no mata. El coche, esos 1.500 kilos (como mínimo) de acero a velocidades no recomendables, sí. Entonces, por qué las trabas no se ponen a la circulación de vehículos a motor...

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