Antes de ayer, como todas las tardes, salí de compras con mi mujer y mi hija pequeña, en bici. En un tramo que tiene poco más de dos metros de ancho y unos 30 metros de largo, un monovolumen que debía tener alguna urgencia médica o algo parecido (luego lo encontramos en Mercadona, a 50 metros) intentó adelantarnos, pegándose a la trasera de mi bici y dando acelerones. Ya no es una falta de respeto hacia otros medios de transporte, sino hacia la propia vida, intentando adelantar totalmente pegado a una niña de 7 años en su bici de casi juguete.
Y ayer al medio día, que hay para todos, un ciclista lleno de lycra se dedicó a saltarse todos los semáforos de la Ronda, en Ciudad Real, esquivando a los coches que salían de los cruces, poniendo en juego su propia vida y la de los demás, y no sólo eso, sino esquivando a los peatones que cruzaban por sus semáforos en verde. Éstos son los que nos dan mala fama a los demás.
En fin, pequeñas anécdotas que esperemos se queden en eso y no desemboquen en algo más grave. Menos mal que son los menos...
Y ayer al medio día, que hay para todos, un ciclista lleno de lycra se dedicó a saltarse todos los semáforos de la Ronda, en Ciudad Real, esquivando a los coches que salían de los cruces, poniendo en juego su propia vida y la de los demás, y no sólo eso, sino esquivando a los peatones que cruzaban por sus semáforos en verde. Éstos son los que nos dan mala fama a los demás.
En fin, pequeñas anécdotas que esperemos se queden en eso y no desemboquen en algo más grave. Menos mal que son los menos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario