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miércoles, 3 de agosto de 2011

Bicicleta: Libertad.

Ayer estuve viendo un ratito, en La 2, la película La Bicicleta y me trajo a la memoria recuerdos de la niñez.
Soy de esa generación que creció con los columpios de metal con bordes afilados, sin cinturones traseros en el coche, en el que podías ir tumbado si querías, sin teléfonos móviles y sin que tu madre supiera dónde andabas jugando hasta que llegaba la hora de comer o cenar. Soy de los que hacía arder los fósforos que vendían en las jugueterías y tiendas de chuches machacándolos con una piedra y de los que se perdía en los descampados (¡sí, aún existían!) con los amigos y la bici. ¡Quién dijo miedo!
Esas pequeñas hazañas aventureras te daban una sensación de libertad increíble. Coger, primero mi Giordani Emi, una minibici a la usanza, y luego la flamante y cool Bicicross BH y perderte por los caminos o buscar ese remanso de tranquilidad en medio de la gran ciudad (estoy hablando de Madrid), sentir el sol, el viento... ¡Anda, pero si ahora también lo hago! (Aunque en otra ciudad).
La bicicleta sigue teniendo ese carisma de libertad que ningún otro vehículo puede darte. La sociedad superprotectora en la que vivimos inmersos ha conseguido que vivamos con miedo a casi todo, incluido a movernos en bicicleta, para favorecer sus oscuros intereses. En mi época no existían ni los cascos (sólo las chichoneras de cuero de los ciclistas profesionales) y no sé de ningún conocido que se abriese la cabeza en la bici. Y, sí, también circulábamos entre coches, no sabíamos lo que era un "ceda el paso" y usábamos la calzada, las aceras o la tierra cuando más nos convenía.
Hay que transgredir un poco las normas establecidas por la sociedad de los clones, volver a vivir esa libertad que de niño te daba la bicicleta y que puede seguir dándote de adulto, ¿por qué no? El miedo al coche que han conseguido inculcarnos no es tan real, sólo ha pretendido quitar a mucha gente de circulación. Si no puedes superarlo, pasea por caminos y parques, pero vuelve a sentir la LIBERTAD que te da la BICICLETA.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Al pensar en la bicicleta, una de las primeras palabras que afloran es justo esa, libertad. Yo también me siento enriquecido gracias a la experiencia en esa sociedad no tan normalizada de infancia un tanto anárquica, gracias a la cual, siendo muy niño podía coger mi bici y perderme literalmente en el mundo (mi mundo claro), si bien en la actual sociedad hipernormalizada y como dices, clonada, parece existir mayor diversidad de peligros y mayor control, a menudo ejercido injustificadamente. En lo que a mi respecta, seguiré ejerciendo la libertad, sobre la bici o a pie, mientras las piernas aguanten.

@slowverse

Hernan dijo...

Amén, hermano.