Hace unos pocos días que se presentó oficialmente la Embajada Ciclista Holandesa que, como su homónima Danesa, pretende servir para la expansión de la Cultura de la Bicicleta a otros países que quieran desarrollarla así como de asesoría, desde su propia experiencia, de cómo crear infraestructuras y solventar los problemas que ya se han encontrado por el camino. Es decir, seguir la política del "si ya se ha hecho para que volver a empezar de cero".
Extrañamente, el país que ostenta el mayor ratio de desplazamientos en bicicleta y las mejores soluciones en infraestructura ha tardado dos años más en crear su propia embajada que los daneses, que se encuentran a sólo un pequeño paso de Holanda en cuanto a desplazamientos diarios en bicicleta. Podría parecer que los neerlandeses ven tan normal eso de desplazarse en bicicleta que no le dan importancia; y puede que sea cierto a nivel del ciudadano medio, pero para mantener esa sana Cultura de la Bicicleta han tenido que estudiar y solucionar muchos problemas y su desarrollo todavía no se ha detenido y sigue mejorando día a día.
¿Y por qué crear este tipo de organismos? Pues por un lado, son un orgullo para el país: exportar una cultura de la sostenibilidad tan desarrollada a países que están intentando tenerla ellos mismos, como el Instituto Cervantes pero a otro nivel. Por otro lado intentar evitar que se den palos de ciego para encontrar soluciones que llevan ya mucho tiempo solventadas y que pueden derivar en infraestructuras inútiles y mal planificadas (¿os suena de algo?). Y, cómo no, también es un negocio y una forma de promoción.
En fin, una buena noticia y un muy buen punto de referencia al que se debería acudir para asesorarse, antes de hacer verdaderas chapuzas que sólo pretenden cumplir el expediente.
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