Aunque parezca que queda todavía mucho para el verano, época en que la mayoría de la gente disfruta de las vacaciones, si os descuidáis, os quedáis en casa.
Mi amiga Judy, con la que coincidimos en nuestro periplo bicicletero por Holanda, me preguntaba el otro día por un destino en España en el que pudiera venir a pedalear con sus 3 nietos, que fuera lo más llano posible, en el que hubiera alquiler de bicicletas, muchas cosas que ver y que se pudiera pedalear con tres niños.
La verdad es que las opciones que cumplan esto en nuestro país no son muchas. Las vías verdes ofrecen una buena forma de recorrer preciosas zonas de España pero muchas de ellas cuentan o con poco recorrido, o con poca infraestructura hotelera o con variados desniveles. Grandes rutas como el Camino de Santiago o el del Quijote cuentan con muchos tramos que discurren por carreteras muy transitadas no aptas para todo el mundo y sus recorridos por caminos están bastante mal ciudados para el tránsito ciclista (parece mentira). Es decir, son más para el loable ciclismo de alforja, durmiendo en campings y similares, que para tener unas vacaciones de pedaleo tranquilo, al estilo turista. No existe una red de infraestructura ciclista interurbana que se precie y permita llegar a todos, a todos sitios.
Si miramos nuestras ciudades, aunque en muchas de ellas se pedalea, hay pocas opciones de alquiler de bicicletas, ¡incluso en ciudades muy turísticas! Al final, no sé si bien o mal, sopesando las opciones y sabiéndo que Judy ya había visitado Sevilla, le recomendé Barcelona, que cuenta con infraestructuras para pedalear tranquilo, alquiler de bicicletas, muchas cosas que ver, bastante llana... Creo que cumplirá sus espectativas con creces.
Pero voy a ahondar un poco más en este tipo de turismo y su situación en nuestro país, porque hay cosas que no comprendo muy bien.
Aún existiendo buenas agencias de cicloturismo que proponen tours por diversos parajes de España, o bien a tu aire o guiados, con transporte de equipaje, etc., no llego a entender por qué los precios son tan desorbitados. Una semana en Holanda, con alojamiento en un barco que te espera en tu destino, pensión completa, guía, entradas a museos, bicicletas, etc. sólo cuesta unos 550 euros por persona y casi la mitad a los niños. Si nos vamos a Austria o Francia están entre los 700 y 800 euros. Bélgica ronda los precios holandeses... Pero en España, 3 días cuestan unos 380 euros y una semana, ¡alcanza los 1500! (y alquiler de bicicletas aparte).
Teniendo en cuenta que son países con un nivel de precios todavía algo superior al nuestro (en salarios nos superan con creces) y en los que el alojamiento y manutención es más caro, ¿por qué ocurre esto? ¿Quizá la baja demanda? Aunque esto no lo entiendo, ya que no estás usando hostelería específica y los caminos son gratis... ¿Alguien puede explicarme la razón de esto?
Al final, lo que ocurre, es que este tipo de turismo sostenible se escapa a otros destinos, más baratos y con mejores infraestructuras, perdiéndose la oportunidad de visitar nuestro precioso país de una forma distinta y relajada.
O nos ponemos las pilas, o el día que no quede un solo metro de costa sin construír, nos vamos a comer los mocos.
2 comentarios:
shersiouHola que tal otra vez, pues la verdad es que tienes razón, España que es una potencia en el sector del turismo tiene un poco abandonado este perfil, pero buscando un poco encuentras cosas que valen la pena, por ejemplo en la zona donde voy todos los años de vacaciones hay un chico que ofrece unos precios muy decentes con oportunidad de pernoctar y todo, te paso el enlace. Adeu. http://www.andalusienmtb.com/
Gracias por el enlace, le echare un ojo.
Como digo en el artículo, hay muy buenas empresas que ofrecen viajes guiados en España, uy seguro que las pequeñas tienen mejores precios, pero lo que me gustaría entender es por qué existe esa diferencia tan grande de precios entre los viajes que ofertan aquí y los del resto de Europa.
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