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viernes, 17 de febrero de 2012

La ciudad y las relaciones sociales.


Las relaciones sociales en nuestras ciudades de prisas y aspavientos son complejas, cuando no difíciles.
Cuando caminamos por nuestras calles se hace patente el aislamiento voluntario al que nos enfrentamos, caras largas, miradas al suelo, auriculares y quiebros para evitar cualquier contacto fortuito con nuestros congéneres. A no ser que vayas acompañado de alguien que conozcas, las calles parecen una pista americana llena de obstáculos a evitar. Por eso me sigo sorprendiendo cuando las personas mayores del pueblo en el que vivo te saludan cuando te cruzas con ellas por la calle, aunque no las conozcas de nada. Muchas veces este aislamiento raya en lo insoportable, como en los ascensores de sitios públicos e incluso de comunidades de viviendas, o en la mala educación cuando te cruzas con alguien en un portal y ni siquiera os miráis.
El sumun de esta expresión de mal humor y falta de relaciones se produce cuando te desplazas en un coche. La competitividad y la falta de respeto se hacen aún más patentes dentro de un bote de chapa. Todo vale en la carrera hacia llegar el primero y evitar a los demás. Además el individualismo llega a tales extremos que, cuantos más coches hay, peor es el trato y las relaciones. El automovilista odia que haya más coches, entre otras cosas porque sabe lo que le espera: el atasco.
La bicicleta produce el efecto contrario. El ciclista, quizá porque aquí todavía somos pocos, es un animal gregario: nos encanta ver a otras personas desplazarse en bici. Las saludas, les sonries y te quedas mirando su bicicleta y cómo van vestidos. Además, es un medio de transporte que permite convertirse en peatón en un instante y pararte a saludar a un conocido o amigo sin grandes trastornos. En definitiva, disfrutar la ciudad y tener relaciones sociales con los de tu especie. Espero que ésto no se pierda con la masificación, aunque viendo las decenas de blogs de todo el mundo que muestran fotografías de sus conciudadanos en bici, creo que hay muchas esperanzas.

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