Hay una nueva forma de negocio, tan necesarias hoy en día, que surge con una Cultura de la Bicicleta bien desarrollada, y es la de la mecánica rápida.
Haciendo comparaciones con el mundo del automóvil, cuando uno se compra un coche pretende que lo lleve de A a B y, si tiene cualquier problema mecánico, o incluso un pinchazo, no tiene por qué saber cómo arreglarlo (eso sí, todos levantamos el capó y miramos mucho, como si tuviésemos poderes mentales).
Pues en los lugares con una civilización ciclista urbana consolidada esto también pasa. Uno se desplaza de A a B en su bici y sufre una avería. Muchos pensaréis lo sencillo que es arreglar un pinchazo o volver a meter una cadena en su sitio (las más comunes). Pero ahora poneos en situación porque, con la mentalidad de ciclista y no de usuario, hay que cambiar el chip.
Lo primero, alguien que se desplaza en bicicleta no tiene por qué poder distinguir entre un piñón, una biela y una tija. ¿Para qué? ¿Funciona mejor?
En uno de esos lugares del mundo, uno puede ir de punta en blanco a trabajar, a una cita o a casarse en su bicicleta, con lo que lo último que pretende es andar tirado por el suelo, aunque éste sea el menor de los problemas. Personas de todas las edades pedalean, incluidos ancianos y niños, y no tienen por qué tener ni los conocimientos, ni la destreza, ni las piezas para reparar una avería, por muy nimia que ésta sea.
En segundo lugar está la máquina. Una bicicleta holandesa o danesa, por ejemplo, que se precie, lleva la cadena totalmente embutida en un guardacadenas (para protegerla de la humedad y la suciedad) que necesita de varias herramientas para ser desmontado. Este guardacadenas evita, además, que pueda quitarse la rueda trasera sin haberlo desmontado y, para más inri, llevas freno de contrapie, o de tambor, con lo que, para un simple pinchazo, hay que quitar la cubierta con la rueda montada, sacar lo poco que se puede de la cámara y encontrar el agujero sin poder extraerla. No digamos ya si se fastidia una pesada bicicleta de transporte con cajón delantero y te encuentras con cuatro niños ociosos (peor que los gremlins).
Pues bien, aquí es donde entran los talleres de mecánica rápida para bicicletas, que incluso cuentan con unidades móviles que se desplazan hasta donde tú estás para que pierdas el menor tiempo posible. Habrá quien lleve herramientas y recambios en la bici, pero son una ínfima minoría.
Otra forma de generar riqueza de la Cultura de la Bicicleta, que, por muy extraño que suene, no tiene por qué saber de bicicletas. Si la bici es cómoda, sirve para que me desplace, cambia con suavidad y es bonita, ¿qué me importan los detalles técnicos?
Haciendo comparaciones con el mundo del automóvil, cuando uno se compra un coche pretende que lo lleve de A a B y, si tiene cualquier problema mecánico, o incluso un pinchazo, no tiene por qué saber cómo arreglarlo (eso sí, todos levantamos el capó y miramos mucho, como si tuviésemos poderes mentales).
Pues en los lugares con una civilización ciclista urbana consolidada esto también pasa. Uno se desplaza de A a B en su bici y sufre una avería. Muchos pensaréis lo sencillo que es arreglar un pinchazo o volver a meter una cadena en su sitio (las más comunes). Pero ahora poneos en situación porque, con la mentalidad de ciclista y no de usuario, hay que cambiar el chip.
Lo primero, alguien que se desplaza en bicicleta no tiene por qué poder distinguir entre un piñón, una biela y una tija. ¿Para qué? ¿Funciona mejor?
En uno de esos lugares del mundo, uno puede ir de punta en blanco a trabajar, a una cita o a casarse en su bicicleta, con lo que lo último que pretende es andar tirado por el suelo, aunque éste sea el menor de los problemas. Personas de todas las edades pedalean, incluidos ancianos y niños, y no tienen por qué tener ni los conocimientos, ni la destreza, ni las piezas para reparar una avería, por muy nimia que ésta sea.
En segundo lugar está la máquina. Una bicicleta holandesa o danesa, por ejemplo, que se precie, lleva la cadena totalmente embutida en un guardacadenas (para protegerla de la humedad y la suciedad) que necesita de varias herramientas para ser desmontado. Este guardacadenas evita, además, que pueda quitarse la rueda trasera sin haberlo desmontado y, para más inri, llevas freno de contrapie, o de tambor, con lo que, para un simple pinchazo, hay que quitar la cubierta con la rueda montada, sacar lo poco que se puede de la cámara y encontrar el agujero sin poder extraerla. No digamos ya si se fastidia una pesada bicicleta de transporte con cajón delantero y te encuentras con cuatro niños ociosos (peor que los gremlins).
Pues bien, aquí es donde entran los talleres de mecánica rápida para bicicletas, que incluso cuentan con unidades móviles que se desplazan hasta donde tú estás para que pierdas el menor tiempo posible. Habrá quien lleve herramientas y recambios en la bici, pero son una ínfima minoría.
Otra forma de generar riqueza de la Cultura de la Bicicleta, que, por muy extraño que suene, no tiene por qué saber de bicicletas. Si la bici es cómoda, sirve para que me desplace, cambia con suavidad y es bonita, ¿qué me importan los detalles técnicos?
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