Pues no sé en otros sitios, pero aquí en Ciudad Real lleva instalada la señalización ya un mes y no ha tenido ningún efecto sobre la velocidad de circulación. Las señales, tanto las verticales como las horizontales (casi borradas en muchos sitios ya) quedan muy decorativas, pero sin otras medidas de educación, concienciación y, cómo no, de trabas físicas es muy probable que el gasto no haya servido para nada.
La velocidad media de circulación, tanto en el centro de Ciudad Real como en la mayoría de los centros de las ciudades, seguro que no llega ni de lejos a esos 30 km/h., pero el peligro se produce en los "picos" de velocidad en la circulación. De nada sirve que un vehículo rebaje su media al parar en un paso de peatones o ante un semáforo si, tras éste, se pone a circular a 50 km/h. o más. Y no hablo sólo del riesgo para ciclistas, sino para peatones, sobre todo niños y ancianos.
Los badenes y pasos de peatones elevados parecen no tener ningún efecto sobre estas velocidades punta, es más, muchas veces se está más pendiente del bache que llega que de realmente darte cuenta de que es un paso para peatones y puede estar alguien cruzando por él, además del riesgo de desequilibrio para bicicletas y motocicletas y el "efecto rampa" de la salida, que ayuda a acelerar de nuevo.
Existen varias formas de regular la velocidad, con obstáculos de otro tipo y que pueden ayudar a que la velocidad deba mantenerse en esos 30 km/h o en 20 en el caso de zonas escolares o zonas semi-peatonales.
La primera y más efectiva a nivel de largas distancias es el pavimento sonoro. Existen varias posibilidades, desde los eternos y sufridos adoquines hasta asfaltos de última generación que producen este efecto. Inconscientemente, no es lo mismo deslizarse sobre una balsa de agua que invita a la velocidad que sobre un suelo ruidoso. Se frena por instinto.
Otra forma, muy efectiva en zonas residenciales, cercanías de parques, etc. son las "chicanes" provocadas. Una parte de la acera invade la calzada en un momento dado, dejando sólo el paso justo para circulación de vehículos a baja velocidad.
Un tercer tipo son las "mini-rotondas", sí, esas que muchas veces hemos pensado "con todo el sitio que hay, y vaya rotonda pequeña que han hecho". Pues precisamente se emplean para eso, para intentar reducir la velocidad (aunque siempre esté el prisas mal educado que la enderece aunque tenga que echarse encima del que tiene a su lado).
Los badenes en forma de ese son otro tipo. Obligan al vehículo a circular con ellos en el centro, no afectan a la amortiguación ni a la estabilidad, y cumplen perfectamente su cometido.
Y por último, algo en lo que no había pensado pero que los técnicos en circulación han comprobado. Las zonas con aparcamientos en batería reducen la velocidad del tráfico, simplemente por el miedo a que alguien eche marcha atrás para salir del aparcamiento y nos golpee.
Concluyendo, es una pena que la señalización de advertencia no sea suficiente para producir el efecto deseado. La educación vial, como siempre, lo más necesario. Mientras tanto, las trabas físicas pueden ayudar a conseguir el objetivo.
Los badenes y pasos de peatones elevados parecen no tener ningún efecto sobre estas velocidades punta, es más, muchas veces se está más pendiente del bache que llega que de realmente darte cuenta de que es un paso para peatones y puede estar alguien cruzando por él, además del riesgo de desequilibrio para bicicletas y motocicletas y el "efecto rampa" de la salida, que ayuda a acelerar de nuevo.
Existen varias formas de regular la velocidad, con obstáculos de otro tipo y que pueden ayudar a que la velocidad deba mantenerse en esos 30 km/h o en 20 en el caso de zonas escolares o zonas semi-peatonales.
La primera y más efectiva a nivel de largas distancias es el pavimento sonoro. Existen varias posibilidades, desde los eternos y sufridos adoquines hasta asfaltos de última generación que producen este efecto. Inconscientemente, no es lo mismo deslizarse sobre una balsa de agua que invita a la velocidad que sobre un suelo ruidoso. Se frena por instinto.
Otra forma, muy efectiva en zonas residenciales, cercanías de parques, etc. son las "chicanes" provocadas. Una parte de la acera invade la calzada en un momento dado, dejando sólo el paso justo para circulación de vehículos a baja velocidad.
Un tercer tipo son las "mini-rotondas", sí, esas que muchas veces hemos pensado "con todo el sitio que hay, y vaya rotonda pequeña que han hecho". Pues precisamente se emplean para eso, para intentar reducir la velocidad (aunque siempre esté el prisas mal educado que la enderece aunque tenga que echarse encima del que tiene a su lado).
Los badenes en forma de ese son otro tipo. Obligan al vehículo a circular con ellos en el centro, no afectan a la amortiguación ni a la estabilidad, y cumplen perfectamente su cometido.
Y por último, algo en lo que no había pensado pero que los técnicos en circulación han comprobado. Las zonas con aparcamientos en batería reducen la velocidad del tráfico, simplemente por el miedo a que alguien eche marcha atrás para salir del aparcamiento y nos golpee.
Concluyendo, es una pena que la señalización de advertencia no sea suficiente para producir el efecto deseado. La educación vial, como siempre, lo más necesario. Mientras tanto, las trabas físicas pueden ayudar a conseguir el objetivo.
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