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lunes, 19 de noviembre de 2012

Independencia energética.

La falta de recursos energéticos de un país es un lastre para la economía del mismo, provocando una dependencia exterior que no sólo se mide económicamente sino en el caos generado por el aislamiento en conflictos exteriores de todo tipo.
La actual dependencia energética se basa en su mayoría en el petróleo, ávidamente devorado por la industria energética, la calefacción doméstica y por los millones de vehículos a motor que llenan nuestras ciudades y carreteras. Pero no sólo directamente de petróleo vive la energía. Podríamos pensar en la energía eléctrica como algo más limpio y alternativo, pero en gran medida sigue nutriéndose de combustibles fósiles y de las miles de años contaminantes centrales nucleares, que también dependen de un combustible importado.
Centrándonos en los medios de transporte, como ya he apuntado, la electricidad toma un papel muy relevante, por ejemplo, en el transporte ferroviario y se pretende que, a medio plazo, forme también parte de los desplazamientos en coche privado. Ésto, que en principio puede parecer un logro, provocará más demanda de electricidad con lo que, o empezamos a producir en serio ésta con métodos limpios y renovables propios o la dependencia aumentará.
Si hablamos del hidrógeno como futuro, no sólo hablaremos de dependencia energética, sino de "inexistencia energética", ya que, este gas, no se encuentra libre en ningún lugar de la tierra, y hay que producirlo. Y en su producción industrial, a día de hoy, se consumen gran cantidad de hidrocarburos. Mañana, quizá las tecnologías que hoy se aplican a pequeña escala (microalgas, bacterias, etc.), lleguen a producirlo de forma económica y limpia, pero quien posea la tecnología y las fuentes de proceso, creará la dependencia energética al resto.
En conclusión, solo existe un vehículo, y sí, es un VEHÍCULO, que ha demostrado la independencia energética total y es, cómo no, la bicicleta.
La bici sólo necesita de un ser humano, ya tenga 5 u 80 años, para moverse, por lo que no necesita energía externa adicional. Es más, está más que demostrada su utilidad en caso de conflictos o catástrofes naturales: es el único vehículo que se puede utilizar sin más, sin colas en gasolineras, sin depender de si hay o no cortes eléctricos, de las carreteras...
Pero, la bici, no sólo es independiente de la energía, sino de las materias primas industriales. Hasta hace poco, las bicicletas se fabricaban de acero o aluminio. La fibra de carbono se introdujo para la práctica deportiva, pero no es imprescindible a nivel de su uso como vehículo y, hoy en día, se fabrican bicicletas de madera, bambú y, más recientemente incluso de cartón, que han permitido la movilidad en países deprimidos o en constante conflicto (casi siempre por culpa de las materias primas que poseen y otros quieren), dando una oportunidad de movilidad a sus habitantes.
Y si no hay neumáticos, ¡ya buscaremos algo! Que, en sus orígenes, no los necesitaba.
La independencia de la bicicleta es total y, además, es el vehículo energéticamente más eficiente que existe.



 





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