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martes, 20 de agosto de 2013

Del caos más exquisito a la rigidez más caótica.




Este aparentemente caótico cruce es uno de mis preferidos (y no soy el único que lo piensa) y el mejor que se puede ver en directo mediante webcam, y en el que tuve la suerte de estar hace 3 años. (Para verla en tamaño completo y en su página original aquí: www.terena.org/webcam).
Está situado en Amsterdam, en Koningsplein, al final del Mercado de las Flores, en la parte inferior derecha, y en la unión con Muntplein (la plaza de la moneda) en su parte superior derecha.
Este cruce, simboliza el exquisito caos que reina en esta ciudad centroeuropea, donde la bicicleta es el medio de transporte preferido por sus habitantes. Como podréis observar, sobre todo entre las 12 y las 13:30 horas, la circulación en él se autorregula perfectamente, pero obviando por completo las rigideces de las normas de circulación. Los ciclistas pululan a sus anchas por todo el cruce, cimbreando entre los peatones, haciendo que los coches paren, utilizando la calzada, los carriles bici (simples líneas sin necesidad de separadores que permiten el tránsito a contramano), la parte peatonal... Por su parte, los peatones, invaden el carril bici de la parte derecha, cruzan fuera del paso de cebra y se cruzan con las bicis en éste sin inmutarse. Los coches ceden el paso a todo el mundo, esté donde esté, invaden el carril bici para ir a contramano e incluso la zona del todo poderoso tranvía de la ciudad, con el que hay que tener más cuidado. Los accidentes son mera anécdota, nadie se sulfura, nadie se mete con nadie y todo funciona a la perfección.
¿Y cómo se consigue esto? Pues desde luego no con la aplicación de rígidas normas de comportamiento, basadas en el reinado indiscutible del coche y en las medidas de seguridad pasiva (¿veis a alguien con casco o chaleco reflectante?), sino en medidas de seguridad activa muy importantes: la educación vial en el respeto desde la edad escolar y la tolerancia hacia todos. El resto de medidas activas, como la limitación de todo el centro a 30 km/h., la absoluta preferencia para ciclistas y las facilidades para ir de A a B sin tener que dar la misma vuelta que los coches, son secundarias si se cumplen las dos primeras.
No es que lo piense, es que lo he vivido. Aquí nos quejamos de la falta de visibilidad de un coche que gire a la derecha. Allí, antes de girar a la derecha, aun cuando se acabe de abrir el semáforo, los coches paran y comprueban que no haya ninguna bicicleta, a la que ceden el paso. Esta maravillosa costumbre, de mirar antes de girar, salva muchas vidas y es muy sencilla, porque si no se mira, por muchos colores de semáforo que lleves o casco que utilices, no hay nada que hacer.
Estamos en una semana nefasta en la muerte de ciclistas en nuestro país, muertos a pesar de las medidas de seguridad pasiva, en pasos de peatones como el de la webcam o en situaciones variopintas, en las que sólo con reducir la velocidad, aumentar la distancia de seguridad y, sobre todo, respetar y MIRAR, se habrían evitado.
La rigidez de normas pasivas crea el caos más absoluto, en el que los más débiles tienen las de perder, la esquisitez del respeto hacia los demás produce la más fluida de las circulaciones caóticas.
Holanda se reveló contra el modelo "cochista" establecido en los 60, cuando las muertes de niños por atropello comenzaron. Aquí, no deberíamos estarnos quietos ante esta lacra.
Echadle un ojo a la cámara durante un rato y lo entenderéis... (DGT).


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