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miércoles, 22 de enero de 2014

Las aceras. Ese espacio público en el que cabe todo.

Ésta es la definición que el diccionario de la Real Academia Española hace de ellas, en su primera acepción: "1. f. Orilla de la calle o de otra vía pública, generalmente enlosada, sita junto al paramento de las casas, y particularmente destinada para el tránsito de la gente que va a pie."
Y es que, a pesar de que en su última frase se recalca que está particularmente destinada a las personas que se desplazan a pie, la realidad es que, en este espacio, cabe de todo.
Caben farolas, señales de tráfico, papeleras, alcorques, maceteros, bancos, contenedores de obra... Si la acera a la que nos referimos es "demasiado ancha" y puede desaprovecharse para caminar sin codazos, también caben terrazas de hostelería, que reducen el espacio al mínimo para nuestro bien, y, últimamente, con sólo pintar dos rayas, espacios para la circulación de bicicletas, aunque la intocable calzada posea 4 carriles.
En las aceras también caben salidas de vehículos, frecuentemente usadas con la misma prepotencia que éstos tienen en las calzadas sobre el resto de usuarios y, además, suponen un alivio a la hora de aparcar, porque son un recurso indispensable cuando no existe aparcamiento en otro sitio. Total (que alguien me corrija si estoy equivocado), en España, sigue siendo más barata la sanción por obstruir una acera con un coche que un carril de la calzada. Por esta misma acera pueden circular sin problemas las motos de Correos y demás agencias de reparto, vehículos de limpieza pública sin el más mínimo respeto y ciclistas, o bien "asustados" o verdaderos abusones que se creen con todo el derecho a preponderar sobre los peatones.
Cuando una calzada se semi-peatonaliza, se reamrcan también las aceras, para que nuestro cerebro y el de los conductores se hagan a la idea de que los peatones siguan teniendo que caminar pegados a la pared y los coches circular con normalidad y pitar a aquellos que "no se quitan de el medio".
El acerado se mantiene poco. Siempre está antes la reparación del asfalto. No es importante que hayan baldosas levantadas, ni huecas, ni tapas de registro que se hunden al pasar, ni verdaderos boquetes. Eso da igual. Tampoco es que la gente se queje mucho. Gritan más cuando se les toca el coche, con zonas azules, por ejemplo. Incluso, cuando una acera no tiene obstáculos recalcables en su interior, siempre podemos anexarle un aparcamiento en batería en el que los coches, aún estando bien estacionados, incluyan sus bien diseñados "morros" sobre un tercio de ésta.
En resumen, la RAE debería cambiar la definición de acera y añadir en su final: "o para cualquier otro fin que sea necesario".

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