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miércoles, 1 de octubre de 2014

Los ciclistas no pagamos impuestos.

Ayer me hicieron muy feliz, porque, por enésima vez, un amable automovilista nos recordaba, en los comentarios sobre una noticia, que los ciclistas no pagamos impuestos.
Y me hizo muy feliz porque me tocaba pagar el IBI, ¡y ya no tengo que hacerlo! De hecho, ya no haré la declaración de la renta del año que viene, ¡si no pagamos! Y lo que es más, estoy presentando mi carnet de ciclista en todos los comercios, restaurantes, librerías, etc. para que no me apliquen el IVA, cual visitante extranjero con el tax free. ¡Me estoy ahorrando una pasta desde que me he enterado! ¡Gracias!


Pero si a lo que se refieren, con su tan siempre mal expresada queja, es que no pagamos un impuesto de circulación, sí, ese que grava a los vehículos a motor, sólo me queda decir que esa tasa sirve, o debería, para el mantenimiento de esas vías públicas que destrozan con sus velocidades elevadas y sus pesos, remediar ese deterioro de bordillos, fachadas y mobiliario urbano general que mancillan con sus partículas en suspensión, paliar esa contaminación acústica que representa el 80% de la producida en nuestras ciudades, reservar 10 m2 de espacio público para aparcar cada uno de ellos ("recobrado" con las "zonas azules"), el mantenimiento de caminos hundidos por sus rodadas... Porque, por mucho que se quejen, esa misma infraestructura vial que se deteriora en 3, 4, o 5 años, si sólo se utilizase por peatones y cilistas duraría décadas.
¡Ah! Por cierto. ¿Los peatones puros pagan impuestos? ¿Deberían hacerlo?

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