28/06/2010
El barco parte temprano hacia Blockzijl, teniendo que cruzar una esclusa para acceder al canal que da acceso a la población.
El barco parte temprano hacia Blockzijl, teniendo que cruzar una esclusa para acceder al canal que da acceso a la población.
Vistas del bonito canal.
Desembarcamos y nos dirigimos pedaleando hacia el parque nacional de Werribben. Cruzamos polders llenos de granjas de vacas y ovejas y continuamos por carreteras de un solo carril para vehículos a motor y dos para bicicletas, con limitación a 60 km./h.
Accedemos al parque por carriles bici, paralelos a sendas para caballos, entre bosques. Tengo demasiado pocas fotos para ilustrar todo el precioso recorrido por el parque. ¡Es algo digno de hacer por uno mismo!
Lugares a los que sólo se puede acceder en bici, caballo o caminando.
Tras varios quilómetros de bosque, llegamos al lugar donde vamos a coger las canoas.
Centro de visitantes del parque nacional Werribben.
Remar en una canoa por un sitio así era uno de mis sueños de siempre, pero estuvo a punto de convertirse en pesadilla. ¡Es harto dificil! Nos pasamos todo el recorrido rebotando de una orilla a otra del canal, sin poder controlarla (todo necesita su práctica). Al final, casí conseguí ir por donde quería. Es una experiencia que hay que probar y que tendremos que repetir.
Mi mujer y mi hija no eran capaces de salir del embarcadero.
(Thanks to Judy Guttridge for the photos).
Rebotando de orilla a orilla.
Tras la experiencia y el cansancio, regresamos pedaleando hacia donde se encuentra el barco. Hoy llevamos muchos kilómetros (entre 35 y 40, contando las varias veces que se ha perdido el guía) con un calor axfisiante. Además, sufrimos un pinchazo que resultó ser un fallo de la válvula de una bici. Menos mal que llevábamos una extra y se sustituye tras un rato de intentar encontrar el agujero en la cámara.
Llegamos tan cansados y sudorosos que nos tiramos al canal donde está atracado el barco, a pesar del color chocolate del agua (todos seguimos vivos a estas alturas, así que...)
Llegamos tan cansados y sudorosos que nos tiramos al canal donde está atracado el barco, a pesar del color chocolate del agua (todos seguimos vivos a estas alturas, así que...)
Las bicicletas se quedaron esta vez en tierra.
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