Los tiburones aparecieron sobre la faz de la Tierra hace unos 400 millones de años. Eran bastante distintos a los tiburones actuales, pero sus características genéticas ya estaban asentadas. Evolucionaron y sobrevivieron a la terrible extinción del Paleozoico, hace unos 250 millones de años. Durante la época de los dinosaurios, hace 100 millones de años, tomaron su forma y características actuales. Y, hasta hoy en día, a pesar de los esfuerzos de los seres humanos, han sobrevivido sin apenas modificar su estructura.
Un buen diseño no tiene por qué ser modificado. Los tiburones prácticamente no han evolucionado en los últimos 100 millones de años porque no lo han necesitado. Su diseño fue, en aquel momento, perfecto para su cometido.
De igual forma, la bicicleta en sí nació a principios del siglo XIX, bastante distinta a la actual. Evolucionó pasando por velocípedos (esos de la enorme rueda delantera) y otras aproximaciones. A mediados de siglo se introdujeron los pedales y al final del mismo, los neumáticos. Los primeros albores del siglo XX verían la bicicleta prácticamente como hoy la conocemos. Sobrevivieron al intento de extinción de las décadas de los 60 y 70 y se pretendió relegarla al ámbito deportivo, con la aparición de las bicicletas de carreras y, posteriormente, con las de montaña. Pero, gracias al esfuerzo de algunos países en recuperarla y al uso latente en el resto del mundo, aquel diseño cuasi perfecto, ha sobrevivido a viento y marea, viviendo en la actualidad un nuevo resurgimiento.
Al igual que el el tiburón, las dos ruedas no han evolucionado en diseño durante más de 100 años. Las bicicletas de paseo, u omafiets en neerlandés, siguen utilizándose como modelo básico de bicicleta.
Su diseño fue, en aquel momento y en el actual, perfecto para su cometido. Todo diseño futurista de las mismas, de momento, queda sobre el papel.
(Sin embargo, los coches deben variar su diseño cada 4 ó 5 años para seguir atrayendo la atención de los compradores. ¿Tan aburridos son?).
Un buen diseño no tiene por qué ser modificado. Los tiburones prácticamente no han evolucionado en los últimos 100 millones de años porque no lo han necesitado. Su diseño fue, en aquel momento, perfecto para su cometido.
De igual forma, la bicicleta en sí nació a principios del siglo XIX, bastante distinta a la actual. Evolucionó pasando por velocípedos (esos de la enorme rueda delantera) y otras aproximaciones. A mediados de siglo se introdujeron los pedales y al final del mismo, los neumáticos. Los primeros albores del siglo XX verían la bicicleta prácticamente como hoy la conocemos. Sobrevivieron al intento de extinción de las décadas de los 60 y 70 y se pretendió relegarla al ámbito deportivo, con la aparición de las bicicletas de carreras y, posteriormente, con las de montaña. Pero, gracias al esfuerzo de algunos países en recuperarla y al uso latente en el resto del mundo, aquel diseño cuasi perfecto, ha sobrevivido a viento y marea, viviendo en la actualidad un nuevo resurgimiento.
Al igual que el el tiburón, las dos ruedas no han evolucionado en diseño durante más de 100 años. Las bicicletas de paseo, u omafiets en neerlandés, siguen utilizándose como modelo básico de bicicleta.
Su diseño fue, en aquel momento y en el actual, perfecto para su cometido. Todo diseño futurista de las mismas, de momento, queda sobre el papel.
(Sin embargo, los coches deben variar su diseño cada 4 ó 5 años para seguir atrayendo la atención de los compradores. ¿Tan aburridos son?).
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