Yo, padezco una doble condropatía en mis rodillas, que me produce dolor cuando camino o permanezco de pie durante mucho tiempo.
La condropatía o condromalacia consiste en una alteración del menisco, almohadilla de cartílago situada entre ambos huesos de la articulación para amortiguar, que puede estar provocada por desgaste, erosión o pinzamientos, y que produce dolor al rozar directamente un hueso de la articulación con el otro, en mi caso, lo que duele es la cabeza del fémur.
Pues bien, todo este rollo para qué.
Cuando se me detectó la enfermedad crónica, yo practicaba kung-fu y el médico me recomendó cesar la actividad inmediatamente, al ser un deporte de impacto, y me dijo que, si quería seguir practicando algún deporte, éste debería ser natación o bicicleta. La natación me pareció lógico, al estar el cuerpo en ingravidez, pero cuando me recomendó la bici pensé que estaba un poco loco. ¡Pero si en bicicleta se mueve constantemente la articulación de la rodilla! ¿Cómo va a evitar éso el roce y, por consiguiente, el dolor?
Pero he aquí que estaba totalmente equivocado. Las rodillas han dejado de doler desde que uso la bicicleta a menudo: al no haber impacto sobre el menisco (no se carga peso encima ni la articulación choca contra el suelo) a pesar de haber movimiento éste no es doloroso.
Y no sólo tengo como referencia mi caso. En nuestro viaje a los Países Bajos había una señora mayor alemana que era casi incapaz de andar o de subir las escaleras del barco, pero pedaleó durante todo el circuito, menos el último día por agotamiento, sin problemas. Llevaba toda su vida montando en bici y era lo único que le permitía desplazarse sin problemas.
Así que ya sabéis, la bicicleta no sólo es buena para el corazón y la salud en general. Además de fortalecer la musculatura de la espalda y los abdominales, también es beneficiosa para las rodillas y permite desplazarse a personas, con algo de movilidad restringida, en medias distancias sin provocar dolor.
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