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viernes, 4 de noviembre de 2011

Pequeños consejos para pedalear por ciudad en invierno.

Continuando con la saga Pequeños consejos, tras pedalear hoy bajo lluvia intensa y atendiendo a la petición de, como dice él, el compañero del metal Hernán (que por cierto tiene un blog que me gusta mucho porque cuenta sus experiencias cotidianas con la bici, como decimos en mi tierra, a la pata la llana) voy a escribir unos consejillos sobre como pedalear con tiempo adverso.
Aunque pedalear en otoño/invierno, y aunque parezca mentira, tiene menos pecualiridades que en verano, hay diversas condiciones meteorológicas que lo hacen especial. Voy a detallarlas una a una.
- El frío. En principio, no debería ser algo especial distinto a pasarlo caminando por la ciudad: ropa de abrigo al gusto, unos guantes y, sobre todo para la galopante calvicie, algo que nos caliente las ideas, a gusto del consumidor. Si queréis ser más específicos, las camisetas térmicas, sobre todo a primeras horas de la mañana, cumplen muy bien su función al ir pegadas al cuerpo. Además, si sois orejones como yo o propensos a que se os queden heladas, las cintas orejeras vienen muy bien.
Cuando el frío es intenso y se producen heladas, hay que tener mucho cuidado con no circular por zonas de umbría, en las que no da el sol en todo el día, para evitar las placas de hielo que pueden hacernos resbalar. En estos días, es conveniente reducir la velocidad y tener ciudado en las curvas.
- La lluvia. Llevar un buen chubasquero que nos cubra hasta la parte superior de las piernas pero que permita la movilidad es imprescindible. Yo siempre llevo uno en las alforjas de la bici por si las nubes. Comprobad que el tipo de capucha no os limite demasiado la visiblidad lateral y que se adapte para que no se vuele con el viento. Otra herramienta muy útil en estos días son unas gafas con cristales transparentes: evitan que el agua se te meta en los ojos. Yo las llevo todo el año cuando no hay sol, para evitar insectos, polvo o cualquier otra. Para rizar el rizo, existen polainas impermeables para las perneras que evitan que nos mojemos las pantorrilas.
Imprescindible a nivel de máquina son los guardabarros. Evitarán que parezca que vienes de una prueba de ciclocross. Los frenos con la lluvia son mucho menos efectivos. Procura dar toques más cortos y seguidos en las manetas, para ir secando la llanta y frenar mejor.
En cuanto a la calzada, reducid un poco la velocidad (aunque estéis deseando llegar a un sitio seco), evitad, sobre todo en otoño, las zonas con muchas hojas caídas, cuanto menos charcos mejor y algo bastante peligroso: procurad pasar por el asfalto y no por la pintura cuando haya marcas viales, sobre todo en los pasos de peatones. Aunque se utilizan pinturas antideslizantes estas te pueden hacer resbalar.
Un tipo de lluvia, digamos, más agresivo, es la nieve. Por aquí la vemos poco, cada 4 o 5 años, y en poca cantidad. Creo que extremando todas las precauciones anteriores se puede disfrutar de un paseo blanco (tengo que probarlo la próxima vez).
- El viento. Es quizá el meteoro que más odio porque, no sé si a vosotros os tiene tanta manía como a mí, pero si por la mañana lo llevo de cara, al mediodía, en dirección contraria, ¡también! Para sortear ese desagradable soplido que frena la bici y te fuerza a agachar la cabeza y consumir toda tu energía, procurad llevar la ropa de abrigo abrochada. El efecto vela es algo que tenemos que evitar. Las gafas transparentes que he mencionado antes también son muy útiles, para no acabar con un arenero en los ojos. Si el viento es lateral, cuidado con las ráfagas de los amables automovilistas que nos pasan a escasos centímetros.
- La niebla. Peliagudo tema. Yo recomendaría no pedalear con niebla intensa. El año pasado fui al trabajo tres días con niebla, no muy cerrada, y en mi opinión, lo que se debe hacer es parecer una verbena: ropa reflectante, luces potentes auxiliares (en la cabeza o cuerpo), bandas reflectantes en el pantalón, en fin, todo lo que se os ocurra. Por lo general, en las calles residenciales no hay demasiado problema, pero en las avenidas y sobre todo como en mi caso, en carreteras, es de lo más peligroso. Si una bici de por sí se ve poco, con niebla somos invisibles.

Y, concluyendo, como normas generales, sigo insistiendo en que una iluminación correcta es imprescindible. Las condiciones meteorológicas adversas disminuyen todavía más la visibilidad y sigo viendo demasiada gente sin luces. Revisad la presión de los neumáticos y el dibujo, la lubricación de las partes mecánicas y el estado de las pastillas de freno (parezco la DGT).
Pero pedalead todos los días. El otoño es precioso, la lluvia revitaliza, el viento... sopla y la nieve debe ser toda una experiencia. Millones de centro/norte europeos no pueden estar equivocados.

1 comentario:

Hernan dijo...

jejeje... muy útil. Gracias