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jueves, 9 de mayo de 2013

Vender la bici.


 Cuando escribo, tengo cada vez más la sensación de estar en un mitin de cualquier partido político, en el que se repiten las soflamas que los asistentes quieren oír, para arengar a unas masas a las que no les hace ninguna falta que las convenzan, porque ya lo están del todo.
No sé si estaré equivocado y he conseguido que, al menos, alguien se haya convencido de mis ilusiones y haya abrazado la senda del transporte amigable.
Pero lo que en realidad necesitamos es vender la bici a ese mundo ajeno y exterior que por costumbrista, no abandona el pensamiento uniforme de las últimas décadas. Y para llegar a ese público se realizan cientos de pequeños actos, ínfimas aportaciones para tan gran obra, desde ser el "coñazo de la bici" de la familia (que muchas veces tiene el efecto contrario al deseado), paseos organizados, exposiciones, conferencias, apoyo a los que empiezan, pequeños cursos de educación vial...
¿Suficiente? Por supuesto que no. Necesitamos un plan global y necesitamos que sea orquestado desde todos los ámbitos, suave pero paulatinamente, sin intentar imponer la misma dictadura a la que nos ha acostumbrado el coche. Porque lo que hasta ahora estamos haciendo es sólo defendernos. Defendernos de una masa que no nos entiende, de unos poderes que nos obvian o nos rechazan mientras aseguran que nos protegen y de una falta de costumbre y respeto que campa a sus anchas por el mundo.
Necesitamos "vender la moto" en esto del uso masivo de la bicicleta como medio de transporte, porque parece que sólo dependamos del político de turno.
¿Ideas?

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