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martes, 17 de septiembre de 2013

El peligro real viene dado en normas.

Cualquiera que se plantee ni tan siquiera dictar una norma que obligue a los ciclistas a circular lo más pegado posible a la derecha, sin tener en cuenta ni los bordillos, los quitamiedos, los vehículos aparcados, la falta de visibilidad en los cruces y en general el acorralamiento a que se ve sometido, primero, nunca se ha desplazado en bicicleta y, sobre todo, es un psicópata.
Y lo puedo decir más alto pero no más claro, es un PSICÓPATA.
Obligar a alguien a circular por la zona más peligrosa de la calzada, en la que puede sufrir un accidente grave e incluso morir, sólo para que no estorbe al dios coche, supone una agresión directa con agravantes.
Y que esto se promulgue desde una Dirección General de Tráfico, que se supone debe velar por TODOS los usuarios de las vías públicas es algo, cuanto menos, incompresible y deleznable. Pero es tal el nivel de persuasión sobre este tema, aún sin que la norma se haya publicado, que cada vez veo más ciclistas, que por una falsa sensación de prudencia y por un "quitarse de en medio" circulan de esa forma, sin ser realmente conscientes de lo que ello significa. Además, esta actitud, no hace más que agravar la situación, dando alas al conductor del coche para que adelante guardando la distancia legal de 1,5, sí, ¡pero de 1,5 cm.!
Luego, desde esta misma DGT se promueve la obligatoriedad del casco y elementos reflectantes "profesionales" varios, no me extraña, y, tras convertir los desplazamientos ciclistas en ciudad en un deporte de alto riesgo, que impulsen también el uso de armadura corporal, como un grupo de hipocondríacos médicos canadienses han hecho.
Repetiré y repetiré hasta el final: medidas de seguridad activas y efectivas es lo que nos hace falta. Arrinconarnos como un mal menor, no. Y, por favor, cójanse unas vacaciones y vayan a pedalear a los Países Bajos, Copenhague, Flandes, Alemania... 

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