Ésta es "La Abuela". Si nos fijamos en ese característico cubrecadenas, esta bicicleta es una Gimson.
Hoy he tenido que ir a Almagro, que además de ser una de las localidades más bonitas y representativas del Siglo de Oro español y albergar el Corral de Comedias y el Museo Nacional del Teatro, tiene una gran Cultura de la Bicicleta, con sus ciudadanos desplazandose sin prisas por sus empedradas calles en este versátil y respetuoso vehículo.
Allí, esperando a sacar dinero en un cajero, he tenido la oportunidad de vivir lo que es la experiencia diaria de la bicicleta, lejos del chirrido de sus defensores y detractores, de las leyes y desmanes que se producen en este país y del pensamiento posicionado sobre ella.
Estando allí, ha llegado un señor mayor, de cerca de 80 años, montado en una bicicleta de esas que ha vivido todo tipo de vicisitudes y que, de seguro, llevaba mucho, pero mucho tiempo con este hombre. El señor se ha bajado con gran dificultad y ha comenzado a comentar en voz alta a los que allí estábamos que le dolían mucho las piernas, que no podía dar casi ni un paso, que había tenido un reciente derrame cerebral y las secuelas más duras se encontraban en sus piernas y, volviendo la cabeza hacia la bicicleta ha comentado: "si no fuera por La Abuela..."
Y esto es la esencia de estas máquinas, permitir la movilidad fácil, barata, amistosa y reconfortante a tantas y tantas personas de distinta condición, edad y posibilidades que, en su condición de vehículo versátil y apto para TODOS, que permite desplazarse incluso a aquellas personas que de otra forma no podrían hacerlo. No importa que te cueste caminar, la bicicleta lo hace por tí. De otra forma, estoy seguro de que este hombre estaría atado al interior de su casa.
Son esas historias que hacen que te reafirmes aún más en defender el uso de la bicicleta.
1 comentario:
Historias como estas son las que nos animan a no dejar de montar, por muy difícil que algunos nos lo pongan.
Preciosa historia. Gracias y un saludo
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