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viernes, 9 de mayo de 2014

La adaptación mutua.

Ayer, viendo un vídeo documental sobre las preferencias en el uso de vehículos para ir a la compra entre los Países Bajos y Australia, se me vino a la cabeza que muchas veces pensamos sólo en la adaptación de nuestras ciudades para las bicicletas y no en el caso contrario, la adaptación de nuestras bicicletas para las ciudades.
Como no podía ser de otra forma, los holandeses preferían la bicicleta para ir de compras, sin pegas, sana, con lugar de aparcamiento y totalmente útil, y se reían cuando les preguntaban sobre si se les ocurriría ir a comprar al supermercado en coche: ¿Por qué?
El caso contrario era el Australiano, reflejado en la gran mayoría de países. Allí, se va al supermercado en coche, porque hay que llevar niños, las bolsas pesan, es peligroso... Las típicas escusas. Cuando se les preguntaba sobre si consideraban que sería positiva la construcción de infraestructuras ciclistas y la promoción de este vehículo para ir a comprar, todos asentían en mayor o menos manera, desde un "desde luego" hasta el tímido "supongo que estaría bien".
Y fueros esas escusas a las que me he referido las que me hicieron reflexionar. Vivimos en sociedades, por suerte cada vez menos, en las que la mayoría de las bicicletas que circulan por nuestras calles son bicis de montaña y muchos de sus usuarios son usuarios de ocio. Bien, estos vehículos están diseñados para lo que están diseñados: desde paseos por el campo hasta trail extremo, con su carencia de portaequipajes, sus manillares bajos y de respuesta rápida, sus barras horizontales con los cables de cambio sobre ellas (imposibles para poner nada ahí, sus ruedas anchas y pesadas... Son para lo que son. ¿Útiles para desplazarse en ciudad? Cualquier bici lo es y se agradece, no vayáis a pensar que critico su uso. Pero cuando se trata de transportar objetos dejan de ser idóneas.
En los países con cultura ciclista urbana desarrollada, la bicicleta se adapta a la ciudad y a su uso. Priman las barras bajas que te permiten subir y bajar con comodidad, incluso llevando peso o con la bici cargada. Las alforjas y el portaequipajes (delantero y trasero) son indispensables; siempre hay algo o alguien a quién llevar. Si tengo hijos, adquiero una bici adaptada a su transporte (aquí, monovolúmenes), con caja frontal para transportar hasta 4 niños o con varios asientos adaptados. Si necesito trasportar más peso, bicicletas de carga de todo tipo, o simplemente un manillar con los puños hacia atrás que me permita llevar bolsas colgadas y una postura erguida para moverme mejor entre el tráfico.
Ese cambio de visión es lo que te permite pasar de pensar que no se puede ir a la compra, al colegio, a cenar, etc. en bici a ver todas las posibilidades de este vehículo. Existe vida más allá de un estereotipo único de bicicleta.






Si queréis convertir vuestra bici en una urbana, con poco presupuesto y sin tener que venderla, hace años que escribí el artículo más visitado de mi blog: "cómo urbanizar una bicicleta".

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