El sillín de una bicicleta es una de sus partes ergonómicas más importantes y, aunque va a influir en muchos aspectos de nuestro pedaleo y nuestra postura sobre la bicicleta, se tiende a obviar y a pensar que sólo es algo para asentar nuestras posaderas.
Como norma general, sobre todo en el asunto del que trata este blog, el ciclismo urbano, tenemos la tendencia a llevar el sillín demasiado bajo. Mi opinión personal es que mucha de la culpa de ésto la tiene la masiva utilización de las bicicletas de montaña en la ciudad ya que, debido a lo corto del émbolo del manillar de éstas, tendemos a buscar la postura más cómoda para los brazos, intentando evitar que el peso del cuerpo recaiga sobre hombros y muñecas y produzca dolor. Esto se soluciona cambiando el émbolo por uno más largo y, si se quiere, con una potencia de ángulo variable, pero no dejando el sillín en una posición incorrecta, que afectará a la eficacia en el pedaleo y puede crear problemas en las articulaciones de las piernas.
Hay muchas comprobaciones y teorías sobre la altura a la que debe situarse el sillín de una bici, pero, generalizando, situándonos de pie al lado de la bicicleta, éste debe coincidir con la parte superior de la cadera. Además, sentados sobre la bici, la pierna debe estar casi extendida, sin llegar a forzar la articulación de la rodilla, cuando la biela se encuentra en su posición más baja. Si la pantorrilla no forma un pequeño ángulo con el muslo, puede producir lesiones.
Otra forma sencilla de comprobar ésto es si, a la hora de pedalear, la rodilla, en la posición más alta de la biela, se encuentra en ángulo recto con la cadera o incluso la supera en altura, deberemos subir el sillín, ya que, no sólo produce una falta de potencia al pedalear y hace que necesitemos más energía y, por ende, nos cansemos antes, sino que, a medio plazo, puede producir lesiones sobre el menisco o la rótula y sobrecarga muscular en los cuádriceps.
La rodilla debe permanecer por debajo de la cadera cuando el pedal está arriba y semiflexionada cuando éste está abajo.
Otra razón de la mala posición del sillín es la, digamos, manía de llegar con los pies al suelo cuando se para. Una correcta posición del sillín sólo nos permitirá llegar con la punta de éstos al suelo. Cuando uno se detiene lo normal sería tener que bajarse del sillín para permanecer de pie. Luego, uno vuelve a subirse a éste en la arrancada. Y, sí, yo también llevo barra central, que sé lo que estáis pensando algunos ;)
Yo era el primero que llevaba el sillín bajo hasta que hice el circuito por los Países Bajos. La bicicleta que llevé allí era un verdadero caballo de acero y la primera vez que me subí pensé que era demasiado alta para mí. Pero en las primeras horas de pedaleo me dí cuenta de que éste era mucho más fluído, dolían menos las piernas y mi condropatía no se quejaba. En cuanto volvimos a España, toda la familia subimos el sillín de la bici.
Comprobadlo vosotros mismos y veréis como pedaleáis mucho mejor.
Y un último consejo después de todo este rollo: la comodidad es lo primero. Si no os sentís agusto, cambiadlo, pero dadle una oportunidad.
1 comentario:
he mencionado este post en mi blog! ^^
un saludo, amigo del pedal
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