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lunes, 23 de enero de 2012

La masa hace la fuerza.

Hace tiempo, alguien se preguntaba en la página de Facebook de Ciudad Real en Bici por qué, cuando se organiza un bicipaseo por Ciudad Real se llegan a juntar hasta 300 personas en bicicleta y éstas mismas no pedalean a diario por la ciudad. Pues bien, en mi opinión, esto depende de dos factores principales.
El primero de ellos es el que da título al artículo. En estos bicipaseos, la seguridad subjetiva del individuo la proporciona el grupo, esa masa pedaleante que, en un entorno controlado y arropada por sus congéneres se mueve entre el tráfico a motor como un banco de peces. Además, en la mayoría de estos bicipaseos interviene la policía municipal y Protección Civil, por lo que la sensación de seguridad subjetiva es mayor.
Saca a muchos de estos usuarios potenciales de la bicicleta a diario de esa masa y te confesarán que no se atreven a utilizarla porque les dan miedo los coches y que la utilizarían si existiese una infraestructura segura para ello (lo oigo a diario). Súmale a ésto que muchos de los participantes son ciclistas de ocio y el que hay una gran representación de niños en estos eventos, que no podrían pedalear solos por la calzada en condiciones normales, debido a la carencia de vías seguras, y el número se queda reducido a su mínima expresión (que es lo que vemos a diario, en Ciudad Real, parece ser que sólo un 1% nos desplazamos en bicicleta).
Para rebatir esta actitud sigo opinando que no es tan fiero el león como lo pintan y que, una vez cogido el truco a los desplazamientos urbanos en bicicleta, el tráfico no es tan peligroso. Hablando de mi zona, se respeta mucho más al ciclista de lo que creemos y las estadísticas demuestran que es igual de peligroso ser peatón en una ciudad que desplazarse en bici. Y, a lo primero, no le tenemos miedo. Sin embargo, si pretendemos que nuestros hijos pequeños pedaleen solos, todavía queda muuuucho por hacer.
Retomando el tema, el segundo factor de influencia es el reivindicativo, del que, por desgracia, carecemos en demasía en este país. El español grita en pequeños corros, se enfurece en el pasillo del trabajo y en casa pero, por miedo al qué dirán y por no molestar, no denuncia e intenta arreglar en público aquello en lo que cree.
Muchas veces no se utiliza la bicicleta por no molestar. O si no fijaos en esa peligrosísima actitud del quitarse de enmedio cuando viene un coche detrás, aunque sea en una calle tranquila y sin agobios. Este modo de conducción sólo trae peligro y accidentes. Estás en todo tu derecho, pero te da miedo ejercerlo.
Como muestra, valgan estas dos:
Bicipaseos en Ciudad Real: entre 60 y 300 personas. Masa Crítica mensual: entre 20 y 40 personas.
Día de la Bicicleta en Miguelturra: 300 personas. Acto reivindicativo para pedir un carril bici en la carretera entre Miguelturra y Ciudad Real: ¡6 personas!
Y eso que se supone que la sangre latina hierve y otras sandeces similares. Fijaos en cómo esos fríos habitantes de Centroeuropa consiguieron su infraestructura ciclista. Reivindicando y usando la bici.



En resumen, que es la pescadilla que se muerde la cola. Si no hay masa y sensación de seguridad, la gente no pedalea. Si la gente no pedalea, no hay masa ni sensación de seguridad. Hay que cambiar el chip.

1 comentario:

Vicente Ruiz dijo...

Pues lo que yo siempre he dicho, ¿que fue antes, el huevo o la gallina?.
La gente espera que les pongan las condiciones ideales para sentirse seguros y las administraciones no se mueven si no hay gente.
Lo que hay en Europa está claro que se consiguió luchando y reivindicando.